miedos, fobias, pánicos

El miedo se considera normalmente una emoción básica. Las escuelas psicológicas hablan del miedo como la más fundamental de las emociones negativas. Es la emoción más desequilibrante. Se suele clasificar dentro de aquellas emociones que, por diferentes razones, no nos dejan ser aquello que somos, porque tenemos miedo a lo que los demás piensen de nosotros, a lo que nos digan, a lo que nos hagan o nos dejen de hacer…

El miedo es una emoción que surge ante algo conocido y que ha sido experimentado como desagradable por nosotros, o ante algo que sin haber aún sucedido, tiene bastantes probabilidades de ocurrir y genera en nosotros una espera negativa. En ocasiones, el miedo aparece ante algo que ni tan siquiera es real. Si vamos paseando por un camino cuando está anocheciendo, podemos confundir una cuerda con una culebra. En este caso, la imaginación alimenta el miedo. En situaciones así, ni la razón puede controlar el miedo, ni con nuestra voluntad podemos hacer algo en el mismo sentido. El miedo además condiciona, limita y distorsiona la vivencia de la realidad. Yo no vivo la realidad sino una representación que me hago de ella. El miedo me hace “ver fantasmas” donde no los hay.

El miedo se manifiesta a través de gestos, expresiones y posturas corporales. Es una de las emociones que nos repliegan hacia el interior. Cuando una persona tiene miedo, encoge el cuerpo, se retira, se recoge en si misma, se disminuye. Muchas veces, actitudes posturales como el vientre metido, los hombros subidos, los ojos muy abiertos, la dificultad en sacar el sonido o el grito, el cuerpo echado hacia atrás... indican que el cuerpo tiene miedo o ha guardado el miedo en su interior. El cuerpo se acoraza, limitando su capacidad expansiva y disminuyendo la respiración, para no sentir la angustia ni sufrir. Son mecanismos que consiguen anular el sufrimiento ante lo que percibe y vive del exterior.

Una vida sana y armónica nos facilita una vida emocional más equilibrada. Cuando nos sentimos bajos de energía o con síntomas de enfermedad, cedemos más fácilmente a la depresión. Cuando nuestro cuerpo nos responde, nos sentimos mejor y más animados. Con frecuencia, para mejorar de una depresión hay que expresar la emoción de la rabia. Muchas depresiones tapan o enmascaran sentimientos de frustración, impotencia y rabia que tienen que ser exteriorizadas para sentirse mejor. Comparte tus emociones preocupaciones, miedos, frustraciones con nosotros. Te ofrecemos una escucha sin juicios ni críticas para ayudarte en el proceso de liberar el nudo en la boca del estómago que está en relación con la tristeza y la depresión, la ansiedad, la angustia, el miedo, la preocupación y la rabia no expresada.

Richard martínez

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